“Translúcido” película que representará a Ecuador en Premios Goya 2018

Translúcido, la película ecuatoriana producida y protagonizada por Roberto Manrique, fue elegida como candidata en representación nacional a los Premios Goya 2018 de la Academia Española. La selección se realizó el pasado 13 de septiembre y estuvo a cargo del Comité de Selección de la Academia de las Artes Visuales y Cinematográficas del Ecuador.

 

El largometraje, estrenado el pasado 11 de noviembre de 2016 en Ecuador, fue dirigido por el venezolano Leonard Zelig, quien trabajó de la mano de Roberto Manrique en el desarrollo del guion y en la producción.

 

“Hoy, gracias a Translucido tengo la certeza de que cuando nos conectamos con la voz del corazón, buscando la excelencia, la más ambiciosa de las posibilidades puede materializarse. Comparto con ustedes la noticia de que Translucido ha sido seleccionada por el Ecuador como su representante en los premios Goya. Algo que yo, años atrás, probablemente ni siquiera soñé”, comenta Manrique, quien es el personaje principal de la película.

 

El filme ecuatoriano cuenta también con la producción de los venezolanos Charles Martínez y Loló Bello, y los actores ecuatorianos Andrés Crespo, Diego Mignone, Maria Elisa Camargo y Cristina Morrison.

 

La Academia de cine español celebra la calidad del cine con la entrega de los Premios Goya a los mejores profesionales de cada una de las especialidades técnicas y creativas, y en esta ocasión, laedición 32 se llevará a cabo el 3 de febrero del 2018, en el Madrid Marriot Auditorium Hotel, con el largometraje Translúcido en representación del Ecuador.

 

Adicional a esto, la producción estará en cartelera del cine Ocho y Medio, en la ciudad de Quito, durante el mes de octubre, los miércoles y domingos, iniciando hoy 11 de octubre del presente año.

 

 

Rubén ha vivido en Nueva York los últimos quince años de su vida. Recientemente ha sido diagnosticado con cáncer pancreático terminal. Tiene tres meses de vida o un año y medio con tratamiento, pero él no está dispuesto a padecer los efectos del agresivo tratamiento y tampoco quiere que la enfermedad avance como una lenta tortura. Dispuesto a terminar con su vida, el filme narra desde una óptica positiva, y a ratos divertida, lo que pueden ser sus últimas 24 horas de vida.